sábado, 20 de octubre de 2007

El año 2000 no es del siglo XXI

(Texto original del 12 de julio de 1996)

Desde años atrás escuchamos insistentemente la presencia ineludible del tan prometedor siglo veintiuno, aunque también escuchamos que no llegará el mundo al año 2000. El que lleguemos o no al nuevo milenio no quita la influencia que tenemos por la cercanía de este evento. Ejemplo de ello es que hoy en día tenemos lugares que ya ostentan el nombre del siglo por venir (como el Centro Médico Nacional Siglo XXI, la Editorial Siglo XXI, étcétera), también le atribuimos apodos (el siglo de la realidad virtual) e, incluso, de lugares donde el hombre pondrá el pie algún día (Marte).

Consciente o inconscientemente esperamos con ansia la llegada del último día de 1999 para echar la casa por la ventana y poder decirnos a nosotros mismos “somos los hombres del tercer milenio”, no importando que falten más de tres años para este mágico día.

No quiero alejar esa fecha, pero la verdad es que faltan más de cuatro años. El día que sigue al 31 de diciembre de 1999 sigue siendo del presente siglo veinte y, por supuesto, de este el segundo milenio de la era cristiana. Es hasta el primer segundo del día 1º de enero del año 2001 cuando comenzarán el siglo y el milenio tan esperados. ¿Y el año 2000? Este se cree que será el primer año del s. XXI, más no lo es. El año 2000 es el año en que se cumple en su totalidad el s. XX, que empezó en el año 1901, y por lo cual a este pertenece. Probablemente el punto de confusión que se da con este año se basa en el cambio de numeración, de los miles a los dos miles, o tal vez por la existencia de tantos ceros en el año en cuestión. Esto no es novedad, cuando se acercaba el año 1000 surgieron diversos mitos y leyendas en los antiguos reinos cristianos, y es probable que para el año 3000 surjan otros tantos.

La razón es porque nunca existió el año cero. La cuenta que se utiliza para identificar los años es con números ordinales (esto es: primero, segundo, tercero...). Dicho en otras palabras, se cuentan como años completos, aunque tan solo sean sus primeros segundos. Así, el día que sucede al 31 de diciembre de 1 a.C. es el 1º de enero de 1 d.C. De la misma manera se cuentan los lustros, las decadas y los siglos con números ordinales; sin embargo, es común que los números ordinales muy grandes pierdan su estricta forma de pronunciarse y se lean como números cardinales. Esto es, es más facil para el año 359 d.C. decir "año trescientos cincuenta" que "tricentésimo quincuagésimo noveno", o para el año 1996 es mas facil decir "mil novecientos noventa y seis", que decir "milésimo nonacentésimo nonagésimo sexto".

Lo mismo ocurría con las divisiones de los días y las horas. Por ejemplo. la 01:30 horas es en realidad una hora entera y media hora más: estás realmente en la segunda hora del día (que por supuesto aún no se completa). Pero el dinamismo de la era moderna en cuanto al tiempo ha hecho más común hablar de la hora "cero" ó 00:00 horas, porque ya no nos regimos por horas al día, sino por minutos, incluso segundos.

Mientras se cumplen estos cuatro años, propongámonos terminar el presente siglo, en el que todavía hay mucho por hacer, y donde los universitarios tenemos una gran responsabilidad, ya que seremos “los profesionistas del tercer milenio”.

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