Cada día que pasa entendemos más a nuestros viejos.
A pesar de que hace tiempo que no están con nosotros y sólamente comprendemos esos recuerdos, que hoy vemos vivos en la sangre de los nuestros.
Tiempo hace que no nos vemos. Pero el sentimiento y el amor no se borra, se fortalece, se profundiza.
Doña Pepa, en tu memoria... a veintitres años que el corazón no te borra.
Y a menos años de comprender tus noventa y dos de vida.
Tu nieto.
martes, 2 de octubre de 2007
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